Trampas que hacen te equivoques en tus decisiones


Publicado en la revista Util, año 10,Edición 57 Diciembre 2017.

Trampas que hacen que
te equivoques en tus decisiones

Roiny Chumpitaz – Gerente de Planeamiento de Continental SAC

Haz un poco de memoria. Cuántas veces te has reclamado tú mismo: “¿por qué tome esta decisión?” Esto no tendría gran relevancia si no fuera porque algunas de las consecuencias de estas decisiones erradas son muy importantes.

Por eso tenemos que invertir tiempo en evaluar las decisiones que tomemos, sobre todo porque a lo largo de nuestro proceso de decisión hay algunas trampas que debemos identificar para no caer en ellas y tomar la mejor decisión.

Para esto nos vamos a ayudar de un libro antiguo, pero lleno de sabiduría práctica. Se trata del libro de los Proverbios que fue escrito por el Rey Salomón, el hombre más sabio de la tierra según nos dice la Biblia. Allí encontraremos una serie de proverbios o “capsulas” de sabiduría útiles en nuestra tarea.

En este breve articulo identificaremos seis de estas trampas, algunas muy conocidas otras más sutiles. Tengamos presente que en la mayoría de los casos el proceso de decisión se afecta por una serie de factores internos y externos que lo complican.

1.      La trampa de la premura
“De nada vale el empeño sin reflexión: El que apremia el paso, tropieza” (Proverbios 19:2)

Cuantas veces nos hemos encontrado apresurados en tomar una decisión, nos hemos sentido entre “la espada y la pared”, y pensábamos que teníamos que elegir sí o sí. Sin embargo, con el tiempo nos damos cuenta de que todo ese apuro, toda esa presión que sentíamos ocurre más porque lo permitimos que porque sea indispensable en la realidad.

Muchas personas usan esta trampa para llevar a sus clientes a decidir por una opción que les es más conveniente a ellos mismos. Frases como “solo por hoy”, “esta oferta no se repetirá”, “has sido seleccionado, pero debes aceptar ya”, etc. Tenemos la opción de decir que “no”, úsala y te darás cuenta de que los plazos no son tan rígidos como ellos decían.

2.      La trampa de la discriminación
“Mientras más riquezas más amigos, Pero el pobre es abandonado hasta por su amigo” (Proverbios 19:4)

La discriminación se manifiesta de diversas formas y en diferentes niveles. Muchos hacen distinción entre el rico y el pobre, entre el blanco y el negro, entre el de altos estudios y el empírico. Sin embargo, tenemos que ser conscientes que hay cosas fundamentales que son transversales a todos, como la honestidad, el buen criterio, la solidaridad, etc.

Cuando estamos frente a una decisión que involucra tener nuevos socios, formar equipos de trabajo, nuevos proveedores o tener nuevos clientes es importante no dejarnos llevar por el prejuicio por su apariencia física, su trasfondo cultural, etc. Pues eso nos llevaría a sesgar y a errar en las decisiones.

3.      La trampa del desconcierto
“El lujo no conviene al insensato, ¡Cuánto menos al siervo tener dominio sobre príncipes!” (Proverbios 19:10)

Siempre existe la oportunidad de cambiar y comenzar una nueva historia de nuestra vida. Pero nuestras vivencias nos forman, nuestras experiencias forjan nuestro carácter, finalmente nuestra historia esculpe nuestra personalidad. Pero ocurre que, ante un cambio radical de estatus, muchos se sienten abrumados, hablan y actúan inapropiadamente.

Debemos autocontrolarnos mucho cuando pasamos a nuevo nivel, sea en poder, jerarquía, en ingresos, etc. Sea para un anhelado ascenso o sea en un inesperado descenso. Aunque sea el nuevo gerente o que me quede sin empleo. La trampa del desconcierto hace que las decisiones no sean objetivas, sino que respondamos instintivamente y erremos al final.

4.      La trampa de la negligencia
“La pereza hace caer en sueño profundo: El alma ociosa pasará hambre” (Proverbios 19:15)

Pensamos que debemos esforzarnos para conseguir las cosas buenas de la vida. Que debemos ser responsables con los encargos recibidos. Pero a la vez estamos inmersos en una sociedad que fomenta el menor esfuerzo, que está llena de la cultura de lo instantáneo, donde no hay compromisos. Esto influye en nuestra manera de afrontar la vida y los negocios.

El decidir es un proceso que toma tiempo, pero a veces queremos todo rápido, nada para mañana todo ahora. Eso hace que nuestro análisis sea del tipo microondas (en unos minutos) y que nuestra prioridad sea el corto plazo, antes que nada. Decidir bien incluye plantear bien el problema, trabajar en buscar alternativas y evaluar al detalle cada una de ellas.

5.      La trampa del descontrol
“El hombre de grandes iras sufrirá castigo, Y el que se interponga será castigado también” (Proverbios 19:19)

Muchos se intimidan frente a un hombre iracundo. Quizá sea por su voz en alto volumen, por sus gesticulaciones o ademanes, parecería que es capaz de hacer cualquier cosa. Pero realmente es una persona vulnerable, a la cual basta con provocarla para lograr cierta conducta que no puede detener.

Tomar decisiones es tener el control. Podemos decir sí o no, podemos elegir opción 1, 2 ó 3. Podemos tomarnos un tiempo para analizar mejor las opciones. Pero todo esto lo perdemos cuando nos invade el descontrol, sea por la ira, por el miedo, por el enamoramiento, por la ambición, etc. No se ponga en una situación vulnerable, alguien puede sacar provecho.

6.      La trampa de la dispersión
“Muchos designios hay en el corazón del hombre, Pero el propósito de Dios es el que prevalece” (Proverbios 19:21)

El refrán popular dice “el que mucho abarca poco aprieta”. Lo conocemos bien lo hemos repetido varias veces, pero muchas veces olvidamos su enseñanza. En estos tiempos de “multitasking” (multi tareas) concentrarse en una sola cosa suena desfasado a la nueva velocidad de nuestra sociedad.

Hoy en día es inevitable tener muchas tareas pendientes, proyectos simultáneos y una serie de propósitos para comprometernos. Sin embargo, en nuestras decisiones lo más importante es priorizar, evaluar los grandes propósitos, las líneas estratégicas. De este modo podemos darle el peso correcto a cada elemento y no confundirnos en la decisión.

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